Los Ángeles. En esta ciudad de ángeles caídos, reina la fantasía. En On the Road, Jack Kerouac escribió: “LA es la más solitaria y brutal de las ciudades estadounidenses.” Es la ciudad que el personaje de Woody Allen describe en Annie Hall como el lugar donde “la única ventaja cultural es poder girar a la derecha con el semáforo en rojo.” Pero vienen, los soñadores, por el sol y las posibilidades, a esta tierra de oportunidades, donde la esperanza brota eterna. Busquen lo que busquen — felicidad, amor, dinero, fama — las tentaciones los arrastran cada vez más a este paraíso de cemento. ¿Tiene Los Ángeles un aroma? Es imposible de decir. Pero Chandler Burr conoce Los Ángeles. Y Chandler Burr conoce el perfume. Así que decidimos colaborar en una fragancia que podría usar una mujer de LA. Y le dimos el nombre de la novela de Chandler, ambientada en Los Ángeles. Y ustedes, soñadores, con sus sueños: pueden florecer, pueden marchitarse, pero no se rinden. Siguen viniendo, o piensan en venir, y a veces se quedan. Porque algún día, alguien puede estar buscándolos, señalándolos, deseándolos. O alguien como ustedes. “Hace unos años escribí una novela llamada You Or Someone Like You, ambientada en Los Ángeles. Su personaje central es una mujer, Anne Rosenbaum, que vive en las colinas de Hollywood con su esposo Howard, un ejecutivo de un estudio de cine. Como muchas casas en las curvas y cañones fantásticos de las colinas, miran hacia los rascacielos del centro de LA y la cinta de cemento de la autopista 101, atravesando Mid-Wilshire y Robertson, las torres de vidrio de Century City y, en días despejados, más allá del 405 hasta Santa Mónica y el pacífico azul del océano. Y siempre las palmeras, importadas y plantadas en LA a principios del siglo XX, ‘igual que yo soy una importación’, observa Anne, ‘ahora naturalizada.’ Anne es inglesa, nacida en Hammersmith, Londres. “Como muchos han dicho, Los Ángeles no es una ciudad. Es un estado mental. Una amalgama extraña de lugares e idiomas. Los Ángeles son ríos de autopistas de cemento y franjas infinitas de asfalto, tráfico y, a pesar de todo, uno de los lugares más bellos del mundo: una belleza natural moldeada por la naturaleza y por las personas, con cielo cobalto y verdes y ocres de los parques desérticos, niebla oceánica, jazmines blancos y madreselvas de un amarillo pálido que trepan por señales de aparcamiento que rezan ‘Permitido estacionar solo con permiso. Infractores serán remolcados.’ “Este perfume es muy específico. Cuando Etienne de Swardt me propuso dirigir creativamente una fragancia cuyo nombre sería el de mi novela, le dije a mi perfumista, Caroline Sabas, que estábamos creando el perfume que Anne usaría. Ella también es muy específica. Inglesa, fría y precisa, rodeada pero intacta frente a la maquinaria materialista de la industria cinematográfica, literaria, algo distante. You Or Someone Like You no es “el aroma de LA” ni “el olor de las colinas de Hollywood”. No es una de esas sinécdoques olfativas. Es, en cambio, estilísticamente y en su construcción técnica, lo que una mujer de Los Ángeles usaría, en mi opinión. Caroline y yo discutimos esto en cada paso del proceso de creación. Es contemporáneo, del siglo XXI. Es LA, sea lo que eso signifique, aunque en parte significa las normas que seguiría una fragancia en una reunión en una agencia cerca de Wilshire, en un estudio, en un almuerzo en Bel Air o en una cena en Beverly Drive. (Los ingredientes son completamente irrelevantes. La obra es la obra. Si necesitas saber de qué está hecho, no lo uses; You no es para ti.) Mi Anne ficticia lo usa; y presumiblemente también miles de otras mujeres. Representa a Anne solo en la medida en que todas nuestras elecciones nos representan. Lo que signifique para ti, dependerá de ti, obviamente.” — Chandler Burr You Or Someone Like You es una fragancia acogedora: ni extraña ni rechazada. Es una creación contemporánea construida sobre materiales atemporales. Encarna a las mujeres de LA — alguien como Anne Rosenbaum: fría y precisa; antes extranjera pero ahora naturalizada; muy expuesta a los sueños de la pantalla plateada de Hollywood, pero intocada por su maquinaria materialista. Anne encuentra consuelo en la literatura y en el jardín de su casa, enclavada en las colinas con vistas al centro de Los Ángeles. Esta fragancia la representa solo en la medida en que nuestras elecciones nos representan. Puede ser concreta, como una hermosa rosa verde. O puede ser abstracta, como una composición de Erik Satie: un rompecabezas tan misterioso que es difícil de descifrar. El perfume estimula los sentidos con su frescura acogedora. Uno se siente bien al llevarlo. — La Perfumista